Fardos Chachapoyas fueron Materia de Investigación de Académica de la UDA en Museo Leymebamba de Perú

Fardos Chachapoyas fueron Materia de Investigación de Académica de la UDA en Museo Leymebamba de Perú

Leymebamba 01Con el fin de identificar eventuales lesiones asociadas a muertes violentas en cadáveres momificados, Marcela Urízar Vergara, realizó una destacada colaboración con museo peruano

La Directora del Instituto de Investigación en Ciencias Sociales (ICCSE) de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad de Atacama, Marcela Urízar Vergara, realizó recientemente una nueva colaboración con el Museo Leymebamba, ubicado en el Departamento de Amazonas del Perú, a objeto de contribuir con sus conocimientos y experiencia, en la identificación de las causas de muerte de algunos cuerpos momificados pertenecientes al pueblo Chachapoya, una cultura arqueológica ubicada por los expertos, entre el 900 y el 1470 DC.

En detalle, Marcela Urízar explicó que Leymebamba se ubica en el área de una de las culturas que fue descubierta hace pocos años en Los Andes Nororientales peruanos y es una zona bastante extensa, ocupada en aquel tiempo por este grupo que los españoles denominaron Chachapoyas, donde hoy en día se ubican las actuales provincias de Bongará, Chachapoyas y Luya, todas éstas en el Departamento de Amazonia; también se les ubica a los Chachapoyas en la provincia del Huallaga, en el Departamento de San Martín, y en las provincias de Bolívar y Pataz, en el Departamento de La Libertad”.

UN PUEBLO GUERRERO

De acuerdo al análisis de la académica, los Chachapoyas fueron muy importantes para los conquistadores, “pues presentaron gran resistencia a la llegada de los españoles, tanto así que los conquistadores les bautizaron como los Guerreros de las Nubes, porque en realidad hicieron mucho hincapié en la violencia de este pueblo”.

Precisamente, éste fue uno de los puntos centrales de la investigación de la académica de la Facultad de Humanidades y Educación: “Cuando comencé a trabajar mi tesis de Magíster, uno de los objetivos que me planteé fue ver a qué obedecía la violencia descrita por los españoles y si efectivamente había evidencia de grandes batallas o de lesiones a nivel esqueletal, que en definitiva me pudieran graficar un conflicto a gran escala”.

“La violencia en estos lugares –detalló la académica- quizás aumenta en el Periodo Tardío (cuando llegan los Incas a la zona), lo que hay que seguir investigando y probablemente sea parte de trabajos futuros. En este lugar hay sectores donde se puede encontrar un relato, tal vez en el tejido óseo con lesiones de mayor envergadura”.

SIN VESTIGIOS DE ENFRENTAMIENTOS

Considerando los períodos que Marcela Urízar ha estudiado (temprano y tardío), expresó que “de lo visto hasta ahora, las lesiones encontradas no son letales, por lo tanto son evidencias de violencia intergrupal, pero no se han encontrado evidencias en estas zonas investigadas de conflictos a gran escala como guerras, una región bastante grande por cierto”.

De acuerdo a las observaciones realizadas, la investigadora consideró que “en la dinámica de la ocupación del territorio, posiblemente hubo sectores que estuvieron más expuestos a la violencia que otros”.

En todo caso, Marcela Urízar especificó que “ la zona que he estado visitando para colaborar con el museo Leymebamba, está en un antiguo poblado que fundaron los españoles, y que en su momento se llamaba, al parecer, Raymi Pampa y cuyo nombre fue cambiando con el paso del tiempo, puesto que los españoles escribieron remitiéndose a lo fonético”, añadió.

RITO FUNERARIO Y FARDOS

Los Chachapoyas tenían un ritual funerario particular, explicó la Directora del Instituto de Investigación en Ciencias Sociales, quien en este sentido comentó que “ellos destacan por una cultura que comienza aproximadamente en el año 800, con un desarrollo cultural bien interesante, donde se encuentran ciudades con grandes murallas, cual es el caso de Kuelap, La Congona y otras ciudades que construyeron en la parte alta de los cerros. De hecho es una cultura bastante avanzada ya antes de los Incas, así como también tenemos Huari y otros centros culturales importantes en Perú ,antes de que se conformaran como tal, en el período intermedio-tardío, aunque en el periodo temprano también tenemos desarrollos culturales importantes”, acotó.

Otro aspecto, por el cual los Chachapoyas resaltaron fue su Arquitectura, “es un rasgo cultural muy importante y otro elemento destacable es el tipo de inhumación. Los rituales funerarios eran bastante complejos, de hecho los cuerpos, sabemos que fueron enfardelados. Tenemos evidencias de lo que hay en el museo Leymebamba, que tiene su origen en el descubrimiento de las momias de La Laguna de los Cóndores, donde se encontraron más de 200 fardos de cuerpos momificados”, explicó la académica de la Universidad de Atacama.

Sobre este particular, la investigadora Marcela Urízar añadió que “si bien hemos encontrado cuerpos enfardelados (envueltos con tela), también se han encontrado cuerpos que están momificados de manera intencional, como lo que pasa en el Período Tardío con los Incas, quienes también retiraban órganos, pero esta tradición de enfardelar de empaquetar se ve desde épocas bastante tempranas y es parte del ritual funerario anterior”.

“También ocuparon las cuevas como recinto funerario y lo que más llama la atención son los acantilados, donde también excavaron cuevas en la roca y colocaron unas estructuras confeccionadas con arcilla, paja y palos, una especie de sarcófagos conocidos como purunmachos y dentro colocaban la momia, o en este caso el fardo, porque muchas veces no llegaban a un proceso de momificación intencional”, explicó la Antropóloga Forense y Bioarqueóloga.

Asimismo, la profesional describió que “en el lugar también hay condiciones climáticas que hacen que los cuerpos preservaran sus tejidos, porque se producen una especie de cápsulas con microclimas, colaborando con un proceso de deshidratación bastante especial que, pese a la humedad y a la lluvia, permitió preservar los cuerpos por mucho más tiempo”.

En estos sarcófagos o purunmachos, colocaban arriba una cabeza también moldeada con arcilla y luego los instalaban en los acantilados, mirando hacia abajo. En este sentido, Urízar describió otras formas de sepultar en recintos como mausoleos, denominados chullpas que están en los cerros y acantilados, excavados y construidos en estas rocas donde depositaban a sus muertos “y desde ahí viene toda la colección que se exhibe en el museo de Leymebamba, donde por una parte están las momias o fardos que fueron encontradas (puede ser que no todas sean momias, quizá hay cuerpos que han perdido tejidos blandos”, agregó la Marcela Urízar.

TRABAJO EN EL MUSEO

La investigadora comentó que las momias y fardos se examinan con rayos x, scanners y estos fardos funerarios se resguardan en la Sala de Momias del museo, donde la gente puede ir a verlos. “La gente que visita ese lugar no puede entrar, porque el sitio está resguardado para que las momias se mantengan y preserven por mucho tiempo. Están con temperatura, con luz, con humedad controlada, pero la gente puede mirar estos fardos desde afuera”.

La información esqueletal que ha estado trabajando el último tiempo y estos trabajos son conjuntos y forman parte del enriquecimiento de la investigación, tanto para el Centro Malqui como para el Centro de Bioarqueologia del Museo Leymebamba, explicó la Antropóloga Forense.

“He sido muy afortunada al poder acompañar a este Museo y especialmente a la Doctora Sonia Guillén Oneglio, patrocinadora de este recinto, colaborando fundamentalmente con esta colección y en todo el proceso de conservación, lo que ha permitido que veamos cosas interesantes y a partir de esta visita, con la ayuda del personal del Museo y con un arduo trabajo por alrededor de un mes, contamos con valiosa información valiosa que servirá para elaborar una publicación científica al respecto”, afirmó finalmente Marcela Urízar.

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